la falacia "sistémica" que nos ahoga tumiamiblog
Vivimos tiempos de falacias "estructurales/sistémicas", palabras grandiosas que aplastan el espacio de la duda. ¡Ah la duda, enemiga de absolutos! Lo sistémico es tajante y terminante. De ahí que se repita jaculatoriamente en boca de muchedumbres ¿No se ha dicho que en la repetición está la verdad?
El paragón de todas es la violencia estructural, que incluye otras, como la masculinidad tóxica, el racismo sistémico, el privilegio Blanco, y otras. Se dice que en cada una de estas mora la violencia.
¿Pero de dónde sale la parte "sistémica" de estas enfermedades?
Vayamos a ese ilustre movimiento de mitad del siglo XX llamado estructuralismo, con figuras como Claude Lévi-Strauss en la antropología, Louis Althusser en el marxismo y Michel Foucault en la historia.
Así lo define Lévi-Strauss:
... los fenómenos de la vida humana no son inteligibles excepto a través de sus interrelaciones. Estas relaciones constituyen una estructura. Detrás de las variaciones locales de los fenómenos superficiales hay leyes constantes de estructura abstracta.
Se refiere a una forma de violencia en la que alguna estructura social o institución social puede dañar a las personas ... la discriminación por edad, el clasismo, el elitismo, el etnocentrismo, el nacionalismo, el especismo, el racismo y el sexismo, son algunos ejemplos de violencia estructural propuesta por Galtung. Más que transmitir una imagen física, la violencia estructural es un "impedimento evitable de las necesidades humanas fundamentales". Se dice que la violencia estructural y la violencia directa son altamente interdependientes, incluida la violencia familiar, la violencia de género, los crímenes de odio, la violencia racial, la violencia policial, la violencia estatal, el terrorismo y la guerra. Aunque se dice que la violencia estructural es invisible, tiene una serie de influencias que la configuran.
Obsérvese que en lo sistémico hay siempre una oscuridad hiperbólica imperante. No solo la violencia "sistémica" no transmite una "imagen física", sino que es además, "invisible". Pero no hay nada más visible que la violencia, que es definida como "acción física que se realiza con fuerza excesiva con la finalidad de causar daño".
¿Para qué, entonces, hacerla "invisible"? Para manipular su significado.
Veamos cómo se aplica lo "sistémico" en el caso de una teoría muy de moda: la masculinidad tóxica.
Hablando sistémicamente ya no se hace necesario que hablemos de casos específicos de hombres violentos. No, lo que se busca es la estructura que una irremediable e indisolublemente estos dos términos: VIOLENCIA y EL HOMBRE.
Deseo ejemplificar el asunto con este artículo de Mark Manson, titulado Cuál es el problema con la masculinidad tóxica. Aquí el mensaje:
LOS HOMBRES COMETEN EL 76% DE LOS DELITOS VIOLENTOS EN EE.UU. LO SUFICIENTE PARA CONCLUIR QUE EXISTE LA MASCULINIDAD TÓXICA Y QUE ESTA ES SISTÉMICA.
Si querido amigo, sin duda vivimos tiempos de falacias y de ciego anti-establishment sea el que fuere, bueno, malo o regular. Anti todo, cultura de la cancelación, cambio por el cambio, terminante, amorfo y sin dudas (la duda es siempre para el enemigo), no importa las consecuencias. De la repetición siempre he desconfiado, no se sabe nunca que esconde el estribillo, la consigna ciega y altoparlante. No puedo explicarme de dónde sacan tanta perversidad, tanta idea absurda y maldita; quizás una mente dirigente y ¿abstracta? que mueve las turbas transportadas de ciudad en ciudad, ¿por la caridad perversa de algunos monopolios? ¿Como analizar los antecedentes de todo lo que está ocurriendo desde la tramposa y discutida perspectiva de causa y efecto? Razón tienes en tus acertadas referencias, la cita de Claude Levi-Strauss sobre la estructura abstracta del fenómeno. Pienso que también hay una actual definida voluntad humana; aunque imprecisa, si organizada en su propósito y resuelta en su acción. Me parece ver una velada, borrosa, amorfa y múltiple intensión, firmemente empeñada en destruir el propósito y bienestar común a favor de sus intereses y sin importarles otras consecuencias que no han de afectarles; pues para ellos, nosotros somos menos que manzanas. Para ellos el experimento, merece cualquier fracaso, como lo ha demostrado el ensayo del socialismo. Si, el propósito deconstructor Derridista, se atisba en todas la Revoluciones. “Mucha sangre y poca estructura” o disfuncionales ordenaciones de conveniencia nepotista, vacías sin sentido y de condiciones político-ideológicas. Estructura y jerarquía hay hasta entre los animales, ¿que proponen para los seres humanos, el orden sistémico que solo les convenga a ellos? ¿Vive la differance pour la differance? ¿Por qué no un orden inteligentemente, pragmático, humano y sosegado no es suficiente para ellos? ¿Para donde se les fue el llamado “progresismo del que se jactan? ¿Es que las violentas turbas de apariencia antropomorfa les han digerido y vomitado el cerebro de un golpe? La mayoría de todos estos espejismos atribuidos al clasismo, elitismo, etnocentrismo, nacionalismo, especismo y sexismo de los que referencia Galtung, han sido ensalzados por estos modernos ideólogos de turba, e inclusive han contribuido con una innumerable lista de nuevas etiquetas de género, preferencias, apariencia, intensión, diferencial, y de toda índole que nada tienen que ver con la supuesta llamada violencia estructural que insisten en imaginar. Estructura no necesariamente es discriminación y exclusivismo; puede ser organización, sentido, propósito, intensión, oportunidad y verdadero progreso. Estos falaces ideólogos de turbas, ni siquiera pueden imaginar algo mejor que el sangriento y marrano experimento socialista. En lo que si son buenos es en crear, y si no imaginar cualquier crisis, aunque no exista; estructural o no, sistémica o no; pero mientras mas violenta mejor, mientras mas obscura mejor; pues solo ellos la pueden ver. Sin crisis, no son nada; por ende, ellos son la crisis. Su favorita táctica es, la mentira burda y la manipulación de resultados; todo lo meten en la batidora ideológica de sus pesadillas para obtener los resultados a priori deseados. La verdad matemática de los números no significa nada para ellos, sus comparaciones son disimiles, dispares e intencionalmente inducidas por sus derivaciones favoritas. Razón tienes, son una casta de tarados. ¿Hasta cuándo? no puedo esperar para librarnos de ellos!
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