Descemer Patrás Bueno. H. GARRIDO. Otro
Tonto en La Colina
La guanábana de Raúl
'Los intelectuales y artistas de la Isla,
incluso los que tienen un pie en Miami, no temen al contagio y se revuelcan con
Raúl en las sudadas sábanas de la propaganda.'
ANDRÉS REYNALDOMiami 04 Abr 2020 - 12:45 CEST DDC https://diariodecuba.com/cuba/1585997157_15372.html#comment-17150
Hace 50 años, Heberto Padilla observó que
los poetas cubanos ya no soñaban. Días aquellos. Hoy, en medio de la plaga del
virus chino, ni siquiera tosen. Ni los cantantes. Ni los novelistas. Ni los
pintores. Lo suyo es velar por la salud de la dictadura.
Hasta en China, por citar tierras de
totalitarismo, la inteligencia oficial mantiene, a falta de una vacuna crítica,
su distancia social frente al Partido. Pero los intelectuales y artistas de la
Isla, incluso los que tienen un pie en Miami, no temen al contagio y se
revuelcan con Raúl en las sudadas sábanas de la propaganda.
Esta semana, como tantas otras veces, los
muchachos toman consigna. Todos con el mismo libreto. Para el lector no
familiarizado con los asuntos cubanos, una breve introducción. El Aparato baja
la consigna a través de sus redes. El compañero que te atiende hace una
llamada, te visita o propicia un casual encuentro. Bien sea por coacción,
interés o disposición combativa (circunstancias no necesariamente excluyentes),
el mensajero sale a la palestra. Mientras más independiente parezca el
mensajero, más efectivo el mensaje. No tiene gracia que siempre sean Graziella
Pogolotti, Miguel Barnet, Abel Prieto y Fernando Rojas. Los Cuatro Jinetes de
la Paralipsis.
Que en esto el Aparato sí que sobresale a
cada coyuntura. Aun reconociendo que el material humano sea avaro en sus
virtudes. Sicólogos y antropólogos verían el fenómeno con una claridad que
escapa al historiador. Difícil tarea la de hacer cantar una misma tonada al
pintor trabado en un siempre latente proceso por pederastia y a los pobres
escritores que únicamente ansían el permiso de entrar y salir, procurarse una
pacotilla y estirar sus dólares instalados en una especie de clase media
congolesa. Porque habrá quien diga que no puede escribir sin vivir en Cuba,
pero es mucho mejor escribir como si no vivieras en Cuba.
Entra en escena Descemer Bueno. Talento
aparte, Descemer encarna, junto con Pancho Céspedes, una de esas proposiciones
teológicas en que Dios sitúa prominentemente a la criatura para aleccionarnos
de su cardinal defecto. En esta lección, la ausencia del sentido del ridículo.
Descemer pide el levantamiento del embargo, propone en el envío de médicos a
Nueva York y establece una desinformada comparación para acusar a EEUU de
negarle a Raúl las relaciones que tiene con Putin.
A diferencia de Pancho, que se pronuncia
con la soberbia del idiota-filósofo, Descemer nos habla desde una párvula
perplejidad. Recordemos cuando acusó al embargo de no haberse podido tomar un
jugo en toda su infancia. Con lo fácil que hubiera sido averiguar cómo burlaban
el embargo los hijos y nietos de Raúl. Ahora, además de ignorar la
accesibilidad de la dictadura a equipos y medicinas norteamericanos, Descemer
(que es Mercedes en marcha atrás) nos deja con un cándido énfasis geográfico:
"Cuba es un país del planeta Tierra, por si alguien lo duda".
Sale Descemer y entra Israel Rojas (sin
aparente relación familiar con el jinete Fernando). El líder del dúo Buena Fe
nos dice que "eso del bloqueo interno es pura muela". Si Descemer
fuera otro pudiera desmentirlo con el mismo caso del jugo, pero… ¿cómo pedirle jugo
de peras al olmo? Israel, que lleva heroicamente sobre sus hombros la carga de
ser identificado como líder de un dúo, precisó que el bloqueo interno es
"una subjetividad, algo etéreo". Y remata con un argumento propio de
una de esas declaraciones que el novelista Leonardo Padura prodiga a la prensa
extranjera: "Todos los países están llenos de subjetividades y problemas
que todos tienen que resolver".
Para estos mensajeros, y otros que
subieron a escena la semana pasada, entre ellos el cómico Ulises Toirac, y Yoel
Martínez, guitarrista y no-líder de Buena Fe, resolver los problemas de los
cubanos es resolverle el problema a Raúl, perpetuar una dictadura incapaz de
procurar agua y jabón al cabo de 60 años. Verde y con espinas, guanábana. Allá
quien se trague ese jugo.
Excelente artículo de Andres. En el DDC, también comentan algunos asalariados socialistiodes que mezclan realidades históricas con la usual propaganda y la típica retórica de usanza socialista. Parafraseándolos, ellos son los que empezaron con imponer la penuria del socialismo que ha sumido al cubano en la mas bronca, desajustada e indolente realidad de letargo y miseria. No es un problema de “bandos”, no somos nosotros, son ellos los que castigan al cubano con su insistencia en el fracasado experimento socialista que les impide mejorar. Ellos, los que han desaparecido a la isla del planeta. Ellos, los que han dañado a generaciones de cubanos con la repetitiva letanía de consignas socialistas. Ni el embargo ni nosotros somo responsables de la pura porquería socialista. Son 60 años de terrible dictadura y destrucción indolente que le ha ensuciado el cerebro, al que una vez fue “cubano” y que ahora es un náufrago social vagando por el mundo; porque ya no sabe vivir aquí, sin las taras de allá.
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