"The School of Night" libro de Arturo Rodriguez.
Para mi, un lienzo grande del espejismo de la noche y su quimera. A su sanidad y a su valentia, Ricardo Lopez Llopiz.
"The School of Night" libro de Arturo Rodriguez.
Para mi, un lienzo grande del espejismo de la noche y su quimera. A su sanidad y a su valentia, Ricardo Lopez Llopiz.
Nadie me lo ha pedido, pero ahí estoy, a fuerza de imagen,
En la noche negra de misterios y presagios
En la palabra justa del poeta
En la sordidez de las mascaras
En la pesadilla del descanso y el secreto del olvido
En el dialogo de un niño entre páginas
En todos los lugares a la vez, despojado de la ilusi6n del tiempo,
Perdido en el laberinto de mis visiones,
En el obscuro fantasma de mi crepúsculo, y el intervalo que se me escapa
Con sus animales de pico, tarros fatuos y umbríos
Con el vacío, y en su proyecci6n de penacho.
En su eterno transcurso y el mío.
Ahí estoy, en el doble espejismo de los sueños,
En la tenebrosa realidad de la noche
En el lenguaje de los muertos
En las sombras de mi pasajera presencia,
Con los minotauros de la noche
Con sus arboles de frondosa y lejana jungla
Con el elusivo y tenue resplandor de la luz
Con mis realidades y temores
Con Ella, mi necesidad, mi cordura, mi suerte y mi única ilusi6n,
Con mi apego a la sanidad necesaria y su dosis de locura
Mi Amor, mi deseo de siempre, inclusive antes de saberlo,
Descubriéndola a cada minuto, detrás de cada nube,
En el secreto de la noche,
Clara, indispensable, única y mía,
Cotidiana y perenne, convertida en la mayor parte de mí.
Ahí estoy en la imagen elusiva de mí mismo,
En la demencia de una vision común y ajena
En la memoria de un poema
En la mirada de un futuro de eterno presente,
Macabro, con el mismo pijama que todos vestimos.
Mis animales, también conmigo,
Mis plantas, mis levantes y sus brisas;
Todas mis voces, rodeado de mis difuntos.
Mis preguntas furiosas y fragmentadas
Mis respuestas en el silencio de su eco,
En su infinita colección de amigas
inspiradas en el papel, en la imagen, en sus mensajes.
¿Como descifrar el azar de las tinieblas?
¿Como reconocer el designio del desorden?
¿Como encontrar el camino en cada viaje?
¿Como definir a Dios en la circunstancia, en el accidente?
¿Como reconocerlo en la intension, en el proposito?
¿En la fina línea entre la vida y el vacío?
No importa, que cada uno lo lea en el lienzo de sus sueños,
En el pulso del pintor, en la huella de su absurdo
En la voz precisa y el verso escondido, en la perdida intension del juglar
En la vuelta del libro y su imagen que ya no me abandona
En su epifanía, en su reconocible y eterno testimonio
En sus sospechas, en sus recuerdos,
En el final y elocuente y silencio de la noche.
En la noche negra de misterios y presagios
En la palabra justa del poeta
En la sordidez de las mascaras
En la pesadilla del descanso y el secreto del olvido
En el dialogo de un niño entre páginas
En todos los lugares a la vez, despojado de la ilusi6n del tiempo,
Perdido en el laberinto de mis visiones,
En el obscuro fantasma de mi crepúsculo, y el intervalo que se me escapa
Con sus animales de pico, tarros fatuos y umbríos
Con el vacío, y en su proyecci6n de penacho.
En su eterno transcurso y el mío.
Ahí estoy, en el doble espejismo de los sueños,
En la tenebrosa realidad de la noche
En el lenguaje de los muertos
En las sombras de mi pasajera presencia,
Con los minotauros de la noche
Con sus arboles de frondosa y lejana jungla
Con el elusivo y tenue resplandor de la luz
Con mis realidades y temores
Con Ella, mi necesidad, mi cordura, mi suerte y mi única ilusi6n,
Con mi apego a la sanidad necesaria y su dosis de locura
Mi Amor, mi deseo de siempre, inclusive antes de saberlo,
Descubriéndola a cada minuto, detrás de cada nube,
En el secreto de la noche,
Clara, indispensable, única y mía,
Cotidiana y perenne, convertida en la mayor parte de mí.
Ahí estoy en la imagen elusiva de mí mismo,
En la demencia de una vision común y ajena
En la memoria de un poema
En la mirada de un futuro de eterno presente,
Macabro, con el mismo pijama que todos vestimos.
Mis animales, también conmigo,
Mis plantas, mis levantes y sus brisas;
Todas mis voces, rodeado de mis difuntos.
Mis preguntas furiosas y fragmentadas
Mis respuestas en el silencio de su eco,
En su infinita colección de amigas
inspiradas en el papel, en la imagen, en sus mensajes.
¿Como descifrar el azar de las tinieblas?
¿Como reconocer el designio del desorden?
¿Como encontrar el camino en cada viaje?
¿Como definir a Dios en la circunstancia, en el accidente?
¿Como reconocerlo en la intension, en el proposito?
¿En la fina línea entre la vida y el vacío?
No importa, que cada uno lo lea en el lienzo de sus sueños,
En el pulso del pintor, en la huella de su absurdo
En la voz precisa y el verso escondido, en la perdida intension del juglar
En la vuelta del libro y su imagen que ya no me abandona
En su epifanía, en su reconocible y eterno testimonio
En sus sospechas, en sus recuerdos,
En el final y elocuente y silencio de la noche.
Ricardo Lopez Llopiz
El estilo coloquial del poema creo k sobrepasa la calidad de la obra en la cual se inspira
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